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PsicoterapiaIntroyectos

En algunos artículos hemos repasado los factores que pueden convertirse en los motivos por los cuales nuestra vida se puede sentir vacía o falta de energía; no vivir en el presente, tener situaciones inconclusas y duelos, son algunos de los motivos más frecuentes que observo como causantes de una vida sin entusiasmo, confusa o casi sentida como ajena.

 

Ocurre que todas las personas contamos con una cuota de energía que se nutre supliendo necesidades básicas como: respiración, alimentación, descanso, actividad física; sin embargo existen otras experiencias humanas que inciden en nuestra cantidad y calidad de energía como: emociones, pensamientos, hábitos, recuerdos, entre otras. Cuando experimentamos un presente energizado, podemos estar segurxs de que nos encontramos satisfaciendo la mayoría de nuestras necesidades, priorizando de acuerdo a nuestro sistema de valores y en equilibrio con nuestra vida psicológica.

 

Una vez revisados estos puntos como “posibles ladrones” de nuestra energía vital; en este articulo les quiero hablar de cuando la vida no se siente como propia, cuando por seguir mandatos sociales, culturales y familiares, nos dejamos de lado, y estas exigencias se convierten en nuestra máxima fuga de vitalidad.

 

Los introyectos, como se conocen desde la Gestalt, son mecanismos de interrupción del contacto, están conformados por ideas ajenas/estructurales que al escuchar de manera constante interiorizamos como creencias propias, sin cuestionarlas o discriminarlas porque reconocemos que seguirlas tiene algunos beneficios. La parte sana de este mecanismo tiene que ver con el aprendizaje de cosas básicas; desde niñxs se nos enseña por medio de la palabra y el ejemplo “cómo debemos comportarnos” para ser aceptados, y como niñxs no tenemos la capacidad para cuestionar aquello que nos enseñan entonces lo tomamos como llega tal cual.

 

Por interrupción de contacto se hace referencia a la manera como cortamos/evitamos/distraemos aquello que nos puede estar ocurriendo en el presente, la experiencia que estamos teniendo que leemos con nuestras sensaciones a través del organismo. Puede ocurrir por ejemplo que estemos experimentando tristeza, pero en nuestra familia exista la creencia de que: “llorar es para gente débil”, entonces empezamos a reprimir esta emoción a cambio de “aceptación”.

 

Según Fernando De Lucca (2010), en la introyección “los materiales que voy incorporando no tiene una selectividad ya que, evolutivamente hablando, aun no existe un sistema interno donde lo externo introyectado pueda contrastarse. Indudablemente, la identificación con lo que voy introyectando colabora para producir un falso carácter o ego

 

Dichas ideas adoptadas pueden evidenciarse en los significados que atribuimos, las formas de comportarnos, nuestra personalidad, la forma en la que nos relacionamos, el establecimiento de nuestros límites, las ideas de la felicidad, las creencias sobre el amor, el éxito, la belleza, etc. La dificultad se da cuando crecemos y no pasamos por un filtro estas creencias. Algunos ejemplos de introyectos son:

 

“Estar tristes es debilidad, hay que ser fuertes”

“Los hombres deben proveer seguridad a la familia”

“Las mujeres deben estar siempre bien sentadas”

“El éxito se mide en ingreso económico”

“Esa persona está muy ocupada, le va muy bien”

“Llevan mucho tiempo de relación entonces se quieren mucho”

 

Las creencias que no cuestionamos se interiorizan de forma tan desafiante en nosotros que empiezan a ser parte de nuestro sistema de valores, es decir, el eje desde el cual evaluamos las cosas que son importantes en nuestra vida. Si miramos con detenimiento podremos observar que algunas nos parecen coherentes pero otras no tanto, y ahí es donde tenemos la responsabilidad de hacernos cargo.

 

Si nos preguntamos ¿qué es lo más importante para nosotrxs? ¿qué nos moviliza durante el día?, seguramente respondamos cosas evidentes como: el amor, la familia, lxs amigsx, entre otras. La idea es que cuando diseñamos nuestra vida alrededor de aquello que consideramos realmente importante, empezamos a experimentar coherencia interna y por tanto revitalización de la energía organísmica.

 

¿Cómo podemos empezar a hacernos preguntas que nos pontencien la reflexión y el discernimiento?

 

Para empezar con una de las preguntas más frecuentes en psicoterapia: ¿qué significa eso (belleza, seguridad, felicidad, amor, etc) para vos?, seguidamente podemos empezar a identificar: ¿Cuándo y de quién lo aprendiste? y podemos finalizar con: ¿qué me genera esta creencia?.

Estas preguntas iniciales nos ayudan a tomar una distancia con el introyecto para empezar a masticarlo, a ver que tan “nuestro” es y que tanto es aprendido. La idea es que después de este reconocimiento inicial, cada persona pueda quedarse con aquello que considera coherente para su vida y hacer las modificaciones que considere pertinentes para lo que no .

 

Vivir una vida que pueda ser llamada propia, tiene como características principales: primeros, la autenticidad de nuestras creencias, que sean genuinas, estén alineadas con las personas que somos, con las necesidades reales de nuestro organismo y segundo, con la responsabilidad que decidimos tomar sobre la resolución y el cumplimiento de las mismas.

 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Soy psicóloga y psicoterapeuta Gestalt. Te quiero ofrecer una invitación a desenvolver, explorar y expandir.

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