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¿Se imaginan una vida sin miedo?

La verdad es que no duraríamos un par de días después de haber aprendido a caminar. Si no sintiéramos el peligro ante ciertas situaciones, nuestra vida estaría en constante riesgo.

En la sesión de psicoterapia grupal que tuvimos anoche, realizamos un ejercicio de mapeo corporal, donde le propuse a las participantes representar con colores dónde y cómo sienten las emociones básicas. Entre las descripciones de las participantes recuerdo: “El miedo es como la nieve. Es un frío que me recorre todo el cuerpo. Se concentra en el estomago y hace un hueco. Me acelera el corazón. Respiro aceleradamente..”
El miedo es una emoción universal y primitiva que tiene como principal función la supervivencia. A esta emoción se le puede llamar adaptativa, tiene a cargo alertarnos y cuidarnos, es la respuesta que emite nuestro cerebro que registramos en nuestro cuerpo cuando siente que no tiene los recursos suficientes para defendernos de una situación amenazante. Queda claro que el miedo es necesario y nos ayuda a preservar nuestra vida.
Los síntomas del miedo, aunque varian entre las personas, nos están preparando para compensar aquello que evaluamos nos falta en recursos y poder dar respuesta. El rush de adrenalina, oxitocina, nos permite ser más ágiles y defendernos. Esto se conoce como “Fight, fly, freeze”: pelear, escapar o congelarnos de acuerdo a la evaluación que realicemos del estimulo riesgoso.

Audazmente, se puede categorizar el miedo en dos: miedo adaptativo (miedo a la altura) y miedo aprendido, interiorizado por experiencias (introyectos). Es este miedo aprendido el que aparece representado como un obstáculo aparentemente ‘bifurca el camino entre lo que quiero y lo que necesito“,de igual manera podemos sentir temor ante situaciones que no lo ameritan o que son fantasiosas (no pertenecen al presente), y se conocen como miedos disfuncionales.

 

No todos los miedos aprendidos son disfuncionales. Con el miedo disfuncional, estoy hablando de aquel sentimiento que nos lleva a la duda, a creer que una situación es más peligrosa de lo que realmente es, a la inferioridad, a desconfiar del criterio propio. Este tipo de miedo se interpone en el camino haciendo que posterguemos proyectos, sueños, invitaciones y en últimas a que no le demos a nuestros sentimientos la importancia y la atención que merecen. Pudiendo llegar a veces a convertirnos a nosotrxs mismxs en el principal impedimento, algunos ejemplos de estos son: el miedo al qué dirán, al fracaso, al rechazo, la vergüenza, etc.

 

La imaginación y la fantasía son las herramientas encargadas de crear escenarios miedosos, por ejemplo, mucha gente le teme a la oscuridad porque no pueden ver lo que hay en el cuarto y con su mente pueden imaginar desde ladrones, hasta brujas, pero al prender la luz pueden darse cuenta de que sus miedos fueron creaciones de su propia imaginación.

 

En psicoterapia se puede trabajar el objetivo de Desescalar el miedo” como lo llamo yo, y me refiero a aterrizarlo, darle la relevancia que tiene, ni más, ni menos. Para lograrlo, se puede trabajar con preguntas como:

 
    • ¿Qué tan probable es que esto ocurra?
    • ¿Qué hay detrás del miedo? ¿dónde lo aprendí?
    • ¿Ha ocurrido alguna vez?
    • ¿Cómo lo has enfrentado en el pasado?
    • ¿Qué herramientas tengo para afrontarlo?

**Estas preguntas varian de persona a persona y de miedo a miedo. Sin embargo las dejo aquí para aportar en la reflexión.

 
 Otro método muy conocido de trabajo con miedos es exponerse al estímulo (miedo) gradualmente, explicado con un ejemplo podría ser algo así: si le tienes miedo a los perros, no vas a ir donde el perro más grande a tocarlo, pero sí vas a empezar entrando en contacto primero con vídeos graciosos, luego puedes acariciar cachorros, después perros medianos y entrenados, aprendiendo nuevas herramientas para hacerlo, hasta que sientas que estas en capacidad de lograr el objetivo trazado y relevante para tu vida, que nuevamente, se trata de que el miedo no se convierta en desadaptativo.
 
Es importante identificar qué tan real es nuestro miedo y cómo puede estar ayudándonos a alejarnos del peligro o alejándonos de lo que realmente queremos alcanzar.
 
Todas las personas sentimos miedo. Es natural y parte de la experiencia vital, nos ayuda a cuestionarnos, dudar y tomar decisiones coherentes. Los demás animales también lo sienten y si averiguan un poco más, van a encontrar estudios que evidencian el factor miedo en las plantas.
 
 

Written by:

Soy psicóloga y psicoterapeuta Gestalt. Te quiero ofrecer una invitación a desenvolver, explorar y expandir.

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