Darme permiso
¿Qué quieres hacer? es una pregunta que vuelve una y otra vez a las sesiones de psicoterapia y “No quiero pensar más en esto; estoy cansadx” es una de las respuesta más frecuentes; entonces como tarea les digo que no lo hagan, que por una semana dejen el tema entre paréntesis y atiendan lo que está siendo postergado al estar rumiando sobre un mismo tema de la misma manera, por supuesto obteniendo la misma respuesta.
A veces la respuesta es “quiero dormir” o “quiero llorar” y si esto es lo que está demandando nuestro organismo ¿qué nos impide satisfacer estas necesidades? ¿es temor? ¿es una mandato social/familiar? ¿qué es tan importante logra apartarnos de nosotrxs mismxs?
En efecto las necesidades que no son resueltas, se mantienen en tensión y tienden a fortalecerse hasta capturar nuestra atención, buscando de esta manera ser satisfechas. Por ejemplo, si no prestamos atención a nuestro cansacio, este se va a fortalecer hasta enfermarnos y ahí entonces el descanso va a ser obligatorio.
Hace varios años sentí un dolor profundo al terminar una relación de pareja y no había nada de carácter inmediato que yo pudiera hacer para aliviarlo. Recuerdo que le pregunté a una amiga: “¿qué hago con este dolor?” y su respuesta fue: “sentirlo”. Así sin más regresé a mi cuarto, me refugié bajo mis cobijas y lloré hasta quedarme dormida. Yo sentía dolor por haber entregado tanto, rabia por haber encarnado un rol maternal que no me pertenecía y frustración porque las cosas no habían salido “como yo quería”. (En este artículo no quiero repasar ese tema si quieren pueden leer más aquí: http://www.copia.veronicareyes.co/psicoblog/aprender-de-l-s-ex)
Continué así más o menos por tres meses, me enojé, lloré, me corté el pelo, salí de fiesta y viajé*, hasta que un buen día me miré en el espejo y no me reconocí. Me había perdido tanto en la dinámica de la relación que no sabía quién era la persona que me miraba de vuelta en el espejo; entonces sentí que me necesitaba, que ya era momento de volver a mí.
Nada de lo anterior hubiese ocurrido sino me hubiera permitido sentir todo el enojo y la tristeza que me habitaron esos meses. Evitar sentir las emociones “negativas” ocasiona una prolongación del malestar y además entorpece entrar en contacto con la enseñanza y el mensaje que proviene de la situación dolorosa/molesta.
Las emociones que sostenemos en el tiempo por “NO querer sentir”, terminan por transformarse en sentimientos más prolongados y distorsionados con respecto a la situación inicial. De forma tal que la tristeza sostenida se vuelve melancolía, el enojo resentimiento, el miedo ansiedad y la alegría euforia.
Permitirnos: sentir, descansar, postergar la decisión, soltar, alejarnos, así sea por un tiempo definido, nos acerca a lo que hemos dejado de lado por estar atendiendo una sola figura sin resolverla. Darnos permiso de sentir y expresar lo que sentimos es el primer paso para movernos de la situación en la que nos encontramos, de lo contrario no se va a generar el cambio.
En este sentido admitir lo que nos ocurre se convierte en nuestra prioridad y descubrimos que el miedo por la desaprobación o el juicio de los demás, nunca va a ser tan importante como el hecho de vivir una vida genuina. Les invito a preguntarse: ¿si siempre estoy evitando ser quién soy y no expresar lo que siento qué tipo de vínculos estoy construyendo? ¿la vida de quién estoy viviendo? (Leer más aquí: http://www.copia.veronicareyes.co/psicoblog/introyectos)
Honestamente, mostrarnos como alguien que no somos para ser aprobados nos convierte en parte del engaño y es solo permitiéndote sentir lo que verdaderamente estás experimentando que puedes reconocer el paso siguiente en este camino de volver a ti.
Para finalizar, les quiero compartir una palabra que escuché en una clase de yoga y me retumbó: surrender. La profesora dijo “Surrender. Surrender to your mat and allow yourself to feel supported by the world” = “Entregate. Ríndete en tu tapete y permítete sentir como el mundo te sostiene”
* En uno de esos viajes conocí a quien sería mi pareja unos años más adelante. Claramente en ese momento yo no estaba ni medio lista para tener una relación; pero ahora que miro hacía atrás agradezco mucha haber estado soltera en ese momento.
Written by: Verónica Reyes
v@copia.veronicareyes.co
Soy psicóloga y psicoterapeuta Gestalt. Te quiero ofrecer una invitación a desenvolver, explorar y expandir.
Related posts
Agradecer
Hoy cumplo un año cargado de crecimiento, constancia y retos. El blog está cumpliendo un año y se
Miedo
¿Se imaginan una vida sin miedo? La verdad es que no duraríamos un par de días después de haber
La vida en el tiempo de los likes.
En este punto podemos decir que está “necesidad de estar conectado” no discrimina edades, ya to
What a concept.
Lo primero de lo que me percato al intentar organizar la información que quiero compartir en este a
Brenda María
No sé cómo explicar en palabras la tranquilidad que le das ahora a mi existencia en este momento. Me daré permiso e iniciaré el duelo.
Gracias Verónica.