Nuestra invitada se presenta:

Mi nombre es Ana Rosano. Soy Licenciada en Psicología, egresada de la Universidad de la República (UdelaR) y psicoterapeuta Gestalt. Acompaño procesos psicoterapéuticos de forma presencial y virtual desde la corriente Gestalt y el Eneagrama. También coordino talleres vivenciales que buscan poder observarnos y reflexionar sobre nuestras conductas y creencias en la riqueza del acercamiento con lxs otrxs.

Mi forma de vivir la psicología es a través del encuentro, más allá de las teorías y las técnicas. Creo en la expansión del saber que invite a la duda y a la pregunta. Confío en el proceso de autoconocimiento como camino singular e irreemplazable hacia el bienestar personal y colectivo.

Instagram: @ana.rosano.uy

Email: acrosano@gmail.com

¿Qué es el ciclo de la experiencia para la Gestalt?

Al ciclo de la experiencia también se lo conoce en terapia Gestalt como ciclo de la autorregulación organísmica pues se parte de la base de que el organismo siempre busca regularse por sí mismo tanto física, emocional como espiritualmente. Todo en nuestro ser está actuando todo el tiempo en pos del equilibrio, aunque a veces este equilibrio implique un displacer. Según Joseph Zinker el ciclo de la experiencia es el núcleo básico de la vida humana, ya que esta no es más que la sucesión interminable de ciclos. En estos ciclos, también llamados Gestalts, establecemos contacto con nosotrxs mismxs y con nuestro entorno.

¿Para qué es importante saber cómo funciona el ciclo de la experiencia?

En primer lugar, para comprender como funciona nuestro organismo cuando aparece una necesidad sea esta física o emocional y cómo la satisfacemos en contacto con el medio. Y en segunda instancia, para poder observar cuando nos auto-interrumpimos en su flujo natural y cómo podemos detectar este fenómeno en nuestra cotidianidad; teniendo en cuenta que un ciclo interrumpido es un ciclo que no se cierra y esto trae consecuencias en nuestro bienestar general.

A continuación, veremos como se lleva a cabo un ciclo de la experiencia describiendo cada una de sus etapas. Luego, con esta información, abordaremos los mecanismos que pueden interrumpir este ciclo de acuerdo al momento en el que aparecen.

Etapas del ciclo de la experiencia:            

1. – Sensación. En esta etapa sentimos en nuestro ser algo difuso que aún nos cuesta identificar bien de que se trata pero que nos saca del reposo. Puede ser un sonido en el estómago, una intranquilidad, algo vago, por el momento indescifrable.

2. –  Darse cuenta o formación de figura. En el darse cuenta, la sensación se logra nombrar como una necesidad específica. Por ejemplo, tengo frío o hambre o una preocupación. Decimos que esa necesidad pasa a ser nuestra figura pues resalta de nuestro fondo y aparece claramente en nuestro ahora. También podemos identificar en este momento que es aquello que necesitamos del medio o de nosotrxs mismxs para lograr satisfacer esta necesidad.

3. – Energetización. En este paso es cuando reunimos las fuerzas o la concentración necesarias para poder cumplir la demanda de nuestra necesidad.

4. – Acción. En la acción movilizamos nuestros recursos (músculos, huesos, etc.) para satisfacer activamente la necesidad.

5. – Contacto. En esta fase se produce la conjunción de nuestro ser con el objeto de la necesidad. En consecuencia, se satisface la misma. Hay una transformación en nosotrxs.

6. – Retirada y reposo. Una vez satisfecha la necesidad decimos que la Gestalt se cerró. En este momento es cuando nos podemos despedir de este ciclo y quedamos listxs para comenzar otro.

Un ciclo interrumpido es una gestalt inconclusa; un ente que queda pendiente en nuestro organismo y que consumirá energía vital hasta verse satisfecho. La gestalt incompleta atenta contra el funcionamiento natural del organismo que es completar la experiencia, por lo que es el primer paso al desajuste neurótico.

¿Qué son los mecanismos de evitación del contacto y cómo actúan en el ciclo de la experiencia?

Los mecanismos de evitación del contacto, según Serge Ginger, “funcionan en realidad como mecanismos de defensa”, “reflejos provisionales de seguridad pero que a menudo resultan excesivos, inoportunos y anacrónicos”.  Los mecanismos de evitación del contacto se manifiestan en el ciclo de la experiencia como auto-interrupciones en alguna etapa de este. Conforman estrategias que hemos aprendido para adaptarnos al medio en algún momento de nuestra vida pero que en el presente perdieron utilidad.

Los iremos descubriendo y describiendo a medida de cómo van apareciendo en el ciclo de la experiencia. Es decir, los iremos situando en la etapa que logran interrumpir del ciclo.

Tras el reposo, dijimos,  aparece la sensación. Comienza a emerger una necesidad de momento con señales sensoriales difusas y nuestro organismo muestra un déficit pero aun no logramos distinguir bien de que nos está hablando. En este momento puede surgir una dificultad para conectar con la necesidad porque nos recuerda asuntos viejos no cerrados. En lugar de una sana tensión hacia la satisfacción, aparece la angustia por lo inconcluso. La interrupción que aparece en esta etapa para evitar esta angustia es la PROYECCIÓN. Se produce una des-apropiación de la sensación y una des-responsabilización de esta. Como no logramos sostener esta angustia la depositamos afuera. Cuando proyectamos “cedemos” nuestros ojos. No identificamos la sensación como propia, la rechazamos y la depositamos en unx otrx o circunstancia fuera de nosotrxs. Aquí aparece la culpa en el afuera, los aspectos que rechazo de mi los veo en unx otrx. Al no reconocer la sensación como propia no iremos en búsqueda de su satisfacción, quedando así interrumpido en esta fase el ciclo de la experiencia.

Después de la sensación, viene la etapa del darse cuenta. En este momento tomamos consciencia de lo que nos pasa. Podemos nombrar la necesidad: “tengo frío”, “necesito descansar”. Nos damos cuenta de lo que nos sucede en el organismo. En esta fase el mecanismo que evita el que sigamos hacia la  satisfacción de nuestra necesidad es la INTROYECCIÓN. Nos percatamos de que es lo que necesitamos pero no hay una movilización energética porque esta se ve coartada por juicios que logran que  se frene el movimiento. Por ejemplo, si necesito descansar me diré a mi misma “Descansar es de vaga”, “Nada se consigue sin esfuerzo. Deberías levantarte ya.”, “Estás desperdiciando el tiempo. Tenés que ser más productiva”. Se reactivan creencias antiguas y frases que he escuchado de mi entorno a lo largo de mi vida sobre esa necesidad y que hice propias. Los introyectos se manifiestan con un “Debería…” o “Tengo que…” que anulan mi necesidad y priorizan lo que otrxs consideran sobre el asunto. Son los mandatos y patrones culturales que hemos tragado sin digerir y al no cuestionarlos anulan nuestra propia necesidad en pos de lo que se supone que el medio espera de mi.

Luego de darnos cuenta cual es la necesidad a satisfacer se produce la energetización, una movilización de la energía encausada en preparar a nuestro organismo para la acción. En este momento el mecanismo que puede interrumpir nuestra llegada a la acción es la RETROFLEXIÓN. Actuá como un “apagar motores” para evitar el contacto con la satisfacción de la necesidad. Aparecen el autocontrol y el miedo que nos lleva a reproducir antiguos patrones de comportamiento incoherentes con la satisfacción de esta necesidad y genera frustración. Esta última nos lleva a interiorizar una nueva sentencia sobre nosotrxs mismxs al decirnos cosas como “Otra vez no lo logré, soy unx inútil”, “Sigo sin poder poder decir que no, nunca lo voy a conseguir”. Este mecanismo es una vuelta contra nosotrxs mismxs.  En la retroflexión nos hacemos a nosotrxs mismxs lo que desearíamos hacerlo a unx otrx. Reemplazamos el entorno por nosotrxs. Es una agresión hacia nuestro ser por no dirigirla hacia afuera. Las enfermedades somáticas son un claro ejemplo de como actúa la retroflexión.

Con la energía dispuesta llegamos al momento de la acción. Se produce un intercambio con el medio. Es lo que lleva a satisfacer la necesidad: dormir, comer, tener esa charla incómoda, etc. A través de esta conducta lograremos el contacto, la sensación luego de haber logrado satisfacer la necesidad. Esta etapa se puede ver interrumpida por un mecanismo llamado DEFLEXIÓN. Deflectar es enfriar el contacto. Este mecanismo busca evadir el cómo me siento. Lxs deflectores son esas personas que se ríen cuando están contando algo serio o triste, dan muchas vueltas para llegar al punto, traen anécdotas viejas que no vienen a cuento a su discurso actual, usan  exageradamente el humor, no contactan visualmente con su interlocutor. Se esconden evitando el contacto.

Una vez establecido el contacto, luego de satisfecha la necesidad, se procede a la retirada y reposo para así dar por terminado ese ciclo de la experiencia y quedar disponibles para uno nuevo. ¿Qué puede ahora evitar llegar al estado de reposo? Un mecanismo llamado CONFLUENCIA. En la confluencia nos quedamos “pegadxs” al contacto. La persona confluyente pierde el límite entre si mismx y su entorno, experimentando dificultad para retirarse una vez que ha contactado y satisfecho la necesidad. Elx confluyente no distingue entre sus necesidades y las necesidades de unx otrx, no pudiendo de esta forma cerrar su propio ciclo.

Estos arriba descritos son los principales mecanismos de evitación del contacto que distingue la Gestalt en el transcurso de un ciclo de la experiencia.

Si llegaste hasta aquí lo primero que me gustaría decirte es Gracias por leer. Se que esta entrada puede pecar de mucha teoría, mucho nombre nuevo y demasiada información para asimilar de una. Igual el objetivo de escribir (y tratar de resumir) sobre este tema es para acercarnos al conocimiento de como vivimos nuestras experiencias desde la teoría Gestalt y como también las interrumpimos. Y  tal vez un ambicioso deseo de que sirva de disparador para observarnos con una mirada compasiva a nosotrxs mismxs. Para y por esto antes de cerrar me gustaría dejarles unas consideraciones finales.

Apuntes amorosos:

* La experiencia es única e irrepetible. Desde la teoría todo puede parecer fácil y lineal pero la práctica nos demuestra que todo puede ser más caótico pues somos humanos.

* Situé los mecanismos de evitación del contacto en las distintas etapas del ciclo de la experiencia para una mejor comprensión de estos. Pero desde mi punto de vista, un ciclo puede verse interrumpido en cualquiera de sus etapas por cualquier mecanismo de evitación del contacto.

* Busqué dar las características principales de estos que son los principales mecanismos de evitación del contacto pero por supuesto hay muchas más que ayudan a comprenderles aun mejor.

* Todxs hacemos uso de todos los mecanismos de evitación en mayor o menor medida. Tal vez distingas que en algún momento alguno refleje más tu conducta que otro. Igual todxs hemos usado todxs en alguna oportunidad a lo largo de nuestra historia.

* Recordemos que los mecanismos de evitación son inconscientes y que nuestro organismo sabiamente se vale de ellos para regularse. Esto es, no te pelees con ninguno si te has identificado con alguno. Tengamos presente que en un momento de nuestras vidas ese mecanismo nos brindó cosas buenas y nos salvó de otras tantas. Hoy solo describí la parte “no tan buena” del mecanismo. Eso no quiere decir que no tenga sus virtudes, así que agradecele y solo fijate si siempre te movés desde ahí para poder trabajarlo.

* Ni vos, ni yo, ni nadie somos los mecanismos de evitación que hemos usado para sobrevivir. Los mecanismos nos han sido funcionales y han ayudado en la creación de nuestro ego o personalidad. Remitirnos a describirnos a nosotrxs mismxs como “proyectores” o “deflectores” es hacer un recorte por lo menos injusto de nuestra totalidad. Que el conocimiento no nos limite nunca, sino que nos expanda la conciencia y la compasión en nuestro eterno camino de aprendizaje.